martes, 5 de agosto de 2014

Macro-bullying.

Me llamó mucho la atención en días recientes un artículo que al parecer se hizo viral. No leí nada más que el titular, que ponía que Stephen King calificó a la saga 50 Sombras de Grey como basura y "porno para mamás". Lo primero no sé, por que no he leído los dichosos libros, pero lo segundo sí lo pensé en numerosas ocasiones, no sé si llegué sola a esa conclusión o me ayudaron los muchos críticos que lo han dicho ya. Tal vez fue éste en particular.

Pero lo que realmente me dejó pensando fue el sinsabor que me dejó leer eso. ¿Por qué fue tan cruel Stephen King? ¿Qué necesidad de agredir a un autor que no le ha hecho nada e incluso es probable que lo admire? Dudo mucho que desde su primer escrito haya sido el monstruo literario que es hoy en día, de hecho es muy probable que recibiera rechazo en sus inicios; entonces ¿por qué infligir ese mismo martirio en otro colega? Aún peor fue ver cuánta gente lo celebraba, como si hubiera hecho algo bueno al humillar públicamente a otro autor y por consiguiente a los que disfrutan de su trabajo. Criticamos el bullying pero nos parece perfectamente aceptable una situación como esta.

Recordé entonces a esa gente que quiere ir contracorriente, que les encanta criticar la cultura mainstream e incluso agredir a sus seguidores; esos a los que la era de la internet les ha dejado pensar que su opinión puede y debe ser escuchada por todos, aún cuando es profundamente tóxica. Tan similares a los "haters" que agreden cuando algo no encaja su visión del mundo, estética o intelectual. Incluso me encontré culpable de estas conductas a mí misma. Hacemos todos parte de una misma manada.

Entonces entendí cuánto me disgusta este comportamiento. Me parece deplorable lo permisivos que nos volvemos con el odio, aún más cuando restringimos tanto la bondad. Cuando alguien es diferente a nosotros nos parece bien ofender y agredir, pensando (como tanto hacemos los humanos) que nuestra opinión es una verdad absoluta y que nuestra misión de vida es defenderla a muerte.
Ya es hora de que empecemos a tolerar al otro y de que entendamos que el mundo no es como quisiéramos, sino como es. Dividiéndonos por lo que nos diferencia, en lugar de unirnos por los que nos hace semejantes, jamás vamos a llegar a ningún lado.



Adieu.



lunes, 19 de mayo de 2014

Todos fluctuamos.

Por fin me he decidido a escribir sobre tantas cosas que pienso y pienso y sobre las que hago blogs mentales con infinitas entradas pero jamás plasmo en ninguna parte. Es gracioso porque los borradores están en mi bandeja, pero ahora que me regreso a retomarlos encuentro que ya no pienso igual que lo hacía en ese momento. Siempre he sabido que mi mente es plastilina, moldeable como tantas, pero, vaya, qué rápido nos cambia la vida a algunos.
Supongo que lo único que quiero decir es que es estúpido casarse con una idea, una ideología o cualquier forma de pensar. Parte de la magia de nuestra mente es que se adapta, y lo mejor que podemos hacer es seguir el flujo de ella. Resistirse a ello no sólo es inútil sino también se vuelve frustrante y nos convierte en personas rígidas e infelices.
Es aún más maravilloso permitir que el universo entre en nosotros y dejar que todas las circunstancias, lugares y personas que nos rodean dejen su pequeña huella en nuestra manera de ver y vivir la vida. Si quieren intentarlo alguna vez, van a ver que pueden encontrar mucha felicidad en ello.




Adieu.



lunes, 27 de enero de 2014

Enámorate de cualquiera.

Estoy hasta las pelotas de esos blogs que promulgan "Enamórate de una mujer que haga esto o no haga lo otro, que sea o no sea tal cosa". Abundan mucho últimamente. Y todos, sin excepción, parecen tan solo una descripción de la misma autora o de algún fetiche del autor. 

No digo que dichas mujeres no valgan la pena, sólo me tiene harta la necesidad de autovalidación que tienen estas personas. ¿Lees, nena? Qué bien por ti. Eso no te hace más ni menos digna del amor de un hombre, y si es eso lo que buscas al leer, andas bien desenfocada en la vida. ¿Te gustan las chicas que escriben? Fantástico. Eso no significa que todas las chicas que leen son como las describes, ni mucho menos que salir con una chica que lee implica la felicidad automática; y definitivamente no significa que una chica que lee es perfecta para cualquier hombre.

¿Mi opinión? Enamórate de la primera que te haga ojitos (si es que te gusta que te hagan ojitos), o de la primera que te despierte algún sentimiento; carnal o intelectual. Bien sabrás qué es lo que verdaderamente te emociona. Si te resulta loca, mentirosa o puta, sigue adelante; alguna de las chicas que conocerás en la vida será perfecta para ti; bien sea que lea, escriba, viaje, se haga la difícil o sea una "mujer de verdad". Sea tonta, bonita, chaparrita o intelectual, esas características tan vagas y generales no van a ser lo que la haga perfecta. Porque la perfección es subjetiva, y la chica perfecta para ti va a ser aquella que a muchos otros les pareció tan rota, puta o mentirosa. Porque ninguno es perfecto y en el amor la perfección no es llenar un ideal impuesto sino encajar las piezas juntos. Porque finalmente el amor es bilateral, incluso multilateral; lo que significa que dicha perfección vendrá del trabajo de ambas partes.

Pero lo más importante es que, hasta que no veas la imperfección de alguien más como algo divino y perfecto para ti, no vas a entender lo que es amar. Así que enamórate de chicas que lean, escriban, cocinen o no hagan ni mierda, si es que te place enamorarte de ellas. Cada una te adelantará un paso en el rocoso camino a la felicidad, sin que ellas ni tú encajen en un estúpido perfil de internet.




Adieu.





sábado, 24 de agosto de 2013

Estado de embriaguez leve.

Todas las entradas de mi blog se refieren a una tusa; es la cosa que más me motiva a escribir. Yo conozco perfectamente las razones para esto, es un desorden de polaridad que no debo ni quiero explicar por este medio. Sólo uno o dos posts se refieren a temas distintos a mis depresiones por "amor"; y tengo cientos de borradores sobre temas supremamente interesantes que, haga lo que haga, no puedo concluir.

Realmente me siento muy estúpida. Me encantaría poder ser más desprendida, más inteligente y pragmática, como sé que soy para muchas otras cuestiones. Pero me encarreto fácil con buen sexo, una conversación decente y miradas sutilmente coquetas; que yo siempre interpreto como señales de que se viene algo bueno. Interpretaciones teleológicas que finalmente se prueban muy, pero que muy equivocadas.

Fantaseo constantemente con el último hombre que me hizo remotamente feliz. En este caso, pienso mucho en el sexo que no estamos teniendo, no tuvimos y no tendremos jamás. Maldito imbécil, lo culpo y lo maldigo porque aún muero de ganas, porque mis sentidos se excitan sólo de imaginar la historia repitiéndose. Y mientras lloro una o dos lágrimas (con cada tusa son menos y menos), pienso que algo tiene que cambiar en mí, de lo contrario, me dirijo directo a mi autodestrucción. O, bueno, ¿por qué no autodestruirse? También es un fin romántico y trágico, justo como me gustan a mí.


Adieu.




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